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Busqueda avanzada- N° páginas : 269
- Medidas: 150 x 230 mm.
- Peso: gr
- Encuadernación: Rústica
UN TERRIBLE AMOR POR LA GUERRA HILLMAN,JAMES
Una lectura alternativa de un fenómeno universal como la guerra. Un retrato estremecedor de la guerra como fuerza implacable y como elemento esencial de la condición humana. Un texto poderosamente argumentado en el que el lector encontrará una comprensión no sólo de la guerra, sino de su propia oscuridad.
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Sinopsis
Pero paradójicamente la guerra es «inhumana»: aunque la lleven a cabo hombres, éstos actúan poseídos por potencias que los rebasan y transforman, potencias que la mitología identificaba con dioses. La guerra tiene vida propia, no está sujeta al control humano, existe sólo para sí: la comprensión de este hecho, ignorado por los modelos habituales, implica el cabal entendimiento de lo que la guerra engendra en los hombres: atracción, culto y, en última instancia, un «terrible amor».
En un mundo en el que la violencia es omnipresente y multiforme, James Hillman concluye que «la guerra es el fundamento del ser, como lo son la muerte y el amor, la belleza y el terror», y que no hay solución racional ante el amor que provoca sino el encauzamiento de éste hacia la pasión estética. No sólo nos aleja de la «ignorancia voluntaria» en que estamos inmersos sino que, al mismo tiempo, nos otorga una novedosa perspectiva para hacer frente a la guerra y la violencia desde sus propias entrañas.
El libro en los medios
Qué está leyendo Mario Sandoval
Un libro perturbador en el que se aborda el ancestral fenómeno de la guerra y se desafían nuestras nociones «pacifistas» más asentadas: no vamos a la guerra para lograr la paz, afirma Hillman, sino en pos de la propia guerra. La paz no es una normalidad interrumpida por el conflicto, sino el agujero negro en que se pierden las energías que la producción del enemigo en el imaginario colectivo pone en marcha; como escribió Duras, «la paz es el comienzo del olvido». Para comprender nuestro «amor por la guerra», el autor, que dice escribir bajo el signo de Marte, considera insuficientes los análisis sociológicos, explicativos pero no comprensivos, desde los que se acostumbra a concebir el fenómeno bélico como una producción histórica contingente. Frente a ellos, asegura que la guerra se halla anclada en la propia condición humana, dada su ubicuidad y su continuidad. Lo inhumano, afirma, es demasiado humano. Nos convenza o no la argumentación de Hillman, consigue en nosotros el efecto que, según él, amamos en la guerra: inflama las pasiones y sacude nuestra conciencia.