Buscador de libros

Busqueda avanzada
Clima artificial de primavera: portada
  • N° páginas : 72
  • Medidas: 120 x 210 mm.
  • Peso: gr
  • Encuadernación: Rústica
El editor no ha facilitado más datos

Clima artificial de primavera VLEMING,IGNACIO

Llega a las librerías la obra ganadora del V Premio de Poesía Joven "Pablo García Baena".

Editorial:
Colección:
POESIA
ISBN:
978-84-939329-9-2
EAN:
9788493932992
Precio:
11.54 €
Precio con IVA:
12.00 €

¿Quieres comprar este libro? Busca tu librería más cercana

 

Sinopsis

Según la escritora Mercedes Cebrián, «a Ignacio Vleming le gusta escudriñar lo que hacen los demás, no tanto porque sea aficionado al voyeurismo sino porque se ha dado cuenta de algo fundamental: que la realidad siempre se nos presenta interpretada por mil manos ajenas; que los lienzos de los museos, cuando creen que nadie los contempla, cobran vida sin nuestro permiso. De todo esto dan fe sus poemas repletos de verdades, o más bien rebosantes de algo muy similar: auténticas ficciones». Poemas que coquetean con el relato corto, llenos de humor, y en los que la metáfora de la artificialidad construye una elaborada y cerrada narración del mundo en el que vivimos.

El libro en los medios

"Clima artificial de primavera", entre lo mejor del año para El Cultural (28 diciembre)

28/12/2012

"Clima artificial de primavera", de Ignacio Vleming, es el segundo mejor poemario del año para Luis Antonio de Villena, crítico del suplemento El Cultural.

"Clima artificial de primavera", de Ignacio Vleming, uno de los libros del año para Estandarte

05/12/2012

El poemario de Ignacio Vleming, V Premio de Poesía Joven "Pablo García Baena", entre los favoritos de esta página web sobre literatura.

Ignacio Vleming en Cadena SER Córdoba (26 septiembre)

26/09/2012

"Clima artificial de primavera", de Ignacio Vleming, protagoniza la sección de libros de "Córdoba hoy por hoy" (Cadena SER).

Ignacio Vleming en Cordópolis (24 septiembre)

26/09/2012

Flores de plástico bajo luces de neón (por Manuel J. Albert) ?Clima artificial de primavera?, primer libro de poemas de Ignacio Vleming, se presenta en Cosmopoética Una vez me contaron una historia que no voy a comprobar si es real porque no viene al caso ?aunque estoy seguro que es una leyenda urbana-. Bien, la anécdota decía que durante una huelga ?o un problema técnico- en una cadena de televisión japonesa, sus responsables decidieron sustituir la programación por una sola imagen: un acuario de peces de colores. De repente, todos los televidentes tenían a su alcance esos bonitos animales catódicos nadando tranquilamente en su salón, sin necesidad de limpiarles o alimentarles. Más importante todavía: sin el trauma que supone ver un bichillo de esos comerse a otro sin más. Como resultado inesperado, la cadena batió sus marcas de audiencia. A la gente le encantó. En "Clima artificial de primavera" (La Bella Varsovia, 2012), el primer libro de poemas Ignacio Vleming, no aparece esta historia. Pero ha sido el primer recuerdo que me ha venido a la mente tras terminar de leerlo. El joven escritor, traductor y periodista marca lo artificial como eje de una obra con la que ha ganado el premio Pablo García Baena. Con una fuente de inspiración que le dio el título: la "Memoria del Edificio Capitol de Madrid" (1931) el primer edificio de España con aire acondicionado. ??por lo que se consigue mantener el ambiente en el llamado clima artificial de primavera?. ?Sobre todo me interesa lo artificial de las emociones?, señala Vleming en conversación telefónica. ?Creo que la artificialidad es muy necesaria. Es una especie de sucedáneo o de pastilla que uno se toma para poder soportar la realidad que, por otro lado, es tremenda?, continúa el escritor. El arte, pero especialmente lo kitsch, recorre muchos de los poemas. Y Vleming trufa de un humor y una ironía muy particular, ambientes que a veces llegan a oler a barroco. ?¿Quién vio a los cervatillos saltarse el marco de / la pintura? / ¿Quién oyó su berrea cuando todos / dormíamos??, empieza ?Vintage? que juega con los cuadros de ciervos que decoraban los salones de la clase media de los años setenta. Este tipo de cuadros, las flores de plástico, los souvenirs o los karaokes van iluminando con neón y bombillas de colores las páginas del libro. ?En general creo que es bastante generoso con la cultura pop. La popularización del arte es positiva. Millones de reproducciones de la Gioconda, las distintas versiones e incluso las violaciones que se le han hecho a la original, hacen que se enriquezca. Son puentes o trampolines para que todos los estratos sociales y culturales puedan acceder a ella?. ?¿Y quién es capaz de hacer frente a la verdad??. La cita de Tennessee Williams en La gata sobre el tejado de zinc aparece al principio del libro y es una idea que Vleming amplía en la conversación con el periodista: ?Lo artificial nos ayuda a sobrellevar el día a día, la rutina. También nos ayuda a soportar la memoria, la frustración, la nostalgia y las decepciones que nos suponen las dimensiones medianas de las vidas de casi todos nosotros. Es cierto que lo artificial tiene un lado triste, porque no deja de ser mentira. Pero es muy necesario?. El libro se Vleming se presenta en Cosmopoética este jueves a las 20.00 en la Sala Orive.

Ignacio Vleming en El Club Express (25 septiembre)

26/09/2012

(Texto de Gema Jurado) Ignacio Vleming nació en Madrid en 1981. Es licenciado en Historia del arte y Comunicación audiovisual, y desde 2005 se dedica al periodismo. Ha traducido del italiano poemas de Miguel Ángel Buonarroti y de Jacopo Sannazaro, incluidos en la antología "Sextinas. Pasado y presente de una forma poética" (Hiperión, 2011) y ha participado en recitales, visitas dramatizadas y acciones poéticas en museos como el Nacional del Romanticismo, el Lázaro Galdiano o el Centro de Arte Dos de Mayo. "Clima artificial de primavera" es su primer libro de poemas, libro que Ignacio presentará el próximo jueves 27 de septiembre en la Sala Orive de Córdoba. Allí estaremos para disfrutar de un magnifico encuentro entre la literatura y el arte. -Actualmente periodista, pero Licenciado en Historia del Arte y Comunicación Audiovisual. Podría decirnos ¿Cómo empezó su carrera de escritor? -Creo que es un poco exagerado hablar de mi ?carrera de escritor?, puesto que sólo he publicado un libro de poemas. Tal vez dentro de diez años, alguien me haga esta misma pregunta, entonces yo responderé: ?Mi primer poemario se publicó en 2012 y obtuvo el V Premio de Poesía Joven Pablo García Baena. Así comencé mi carrera de escritor?. Hasta ahora lo único que puedo añadir es que he compuesto un puñado de poemas, he traducido del italiano un par de sextinas de Miguel Ángel Buonarroti y de Jacopo Sannazaro, y doy recitales de vez en cuando en museos y librerías. -¿Siempre supo que quería escribir poemas? -A mí siempre me ha gustado mucho la poesía, pero hasta los 23 años no se me había pasado por la cabeza escribir un libro de poemas. Después de tontear con el teatro, el guión de cine y el cuento, descubrí que la poesía se adecuaba mejor a lo que yo quería decir en ese momento. Desde entonces ha sido muy importante relacionarme con otros poetas, leer sus libros y ayudarles a montar sus recitales, para comprender las posibilidades expresivas de un poema. -En cuanto a sus gustos literarios ¿A cuáles escritores admiras y lees? -Me interesa especialmente la vanguardia histórica y el Siglo de Oro. Hace poco he descubierto a Jacinto Polo de Medina (1603-1676), que me tiene fascinado con su sentido del humor y la plasticidad de sus metáforas. -Hablando de estos escritores ¿Te han servido como referente e influenciado cómo maestros a la hora de escribir? -No soy demasiado consciente de las influencias que puedan traslucirse en "Clima artificial de primavera". Pero si puedo decir que hay tres elementos que han sido fundamentales para construir mi propia voz: el estudio de las estrofas tradicionales (sonetos, liras, romance?), la necesidad de establecer una comunicación directa con el lector y las imágenes canónicas de la Historia del arte. -"Clima artificial de primavera", un libro editado por La Bella Varsovia, es tu primer libro de poemas ¿en qué se ha inspirado a la hora de escribirlo? -A principios del siglo XX, los arquitectos se referían al aire acondicionado como ?clima artificial de primavera?. Al menos así lo llaman Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced en la Memoria del Edificio Capitol, construido en la década de los años treinta en la Gran Vía de Madrid. De aquí, el título. -¿Qué hay de usted en los poemas de "Clima artificial de primavera"? -"Clima artificial de primavera" no habla de mí. A lo largo de los poemas se cruzan muchos personajes. Ni siquiera los poemas que están escritos en primera persona del singular se corresponden con un sujeto llamado Ignacio Vleming. Sin embargo en "Clima artificial de primavera" creo que están mis gustos y también mis prejuicios. -¿Cuál es la temática central de los poemas de su libro? -"Clima artificial de primavera" habla de los sucedáneos, de aquello que sustituye a lo original para hacer que la vida sea más plena. Por ejemplo, en lugar de vivir grandes aventuras, con todas las complicaciones que esto conlleva, para muchos es suficiente ver un documental sobre la sabana; o ya que los escenarios están reservados sólo a las estrellas, los karaokes son un versión de la fama para todos los públicos. Yo no me atrevo a decir si esto es bueno o malo, con los poemas solo quiero proponer una reflexión al respecto, después cada cual llegará a sus propias conclusiones. -Has recibido el V Premio de Poesía Joven ?Pablo García Baena? como referencia para los poetas noveles españoles ¿Qué se siente al recibir este galardón? -He de reconocer que estoy muy orgulloso de haber recibido un premio que lleva el nombre de Pablo García Baena, con cuya voz me identifico especialmente, y que además, en ediciones anteriores, ha galardonado a excelentes poetas como Cristian Alcaraz o Berta García Faet. -Hablando en líneas generales ¿cuál podría decir que sería el mejor ambiente para un escritor? -Para mí es fundamental leer, contrastar ideas con otras personas y observar a la gente con atención. Por esto, un patio de vecinos, un avión o una oficina son sitios muy inspiradores, ya que me permiten observar en periodos muy concretos de tiempo el comportamiento de los demás. -Y ¿existe alguna fórmula que sea posible seguir para llegar a ser un buen poeta? -Lo fundamental es tener algo que decir. Después hay que estudiar cómo decirlo. Y antes de componer un buen poema, no frustrarse por escribir muchos malos. -Cómo buen poeta que ha demostrado ser en su primer libro ¿Qué aspiraciones y metas tiene como escritor? -No me he propuesto ninguna meta más allá de seguir disfrutando de la escritura. -¿Le gustaría lanzar sus obras al extranjero y escribir en otras lenguas? -Creo que a todos los escritores les interesa que su obra se difunda. La poesía es un acto comunicativo y necesita unos receptores. Por el momento seguiré escribiendo en español, que es la lengua en la que mejor me expreso. -Se que acaba de presentar su primer libro, pero ¿tiene ya algún nuevo proyecto en mente? ¿Sabe que es lo próximo de lo que le gustaría escribir? -Tengo un par de libros anteriores a "Clima artificial de primavera" en el cajón. Sé de qué me gustaría escribir ahora, pero no si voy a ser capaz de hacerlo, así que prefiero esperar antes de decir nada.

"No hay palabras gratuitas en estos versos" (El Librepensador, 7 agosto)

08/08/2012

?Tal vez haya pasado una tercera parte de nuestra vida. No sé si tú te has dado cuenta ya de esta noticia, que es sumamente triste? (del poema "La dura luz del metro"). ?En cualquier caso creen en el amor, sea o no efímero, y lo demás carece de importancia? (del poema "Crucero"). ?Es tanta mi emoción que mis ojos derraman lágrimas de Murano./ Y "La muerte en Venecia" es la muerte de un ácaro cuando suspiro por añoranza? (del poema "La melancolía del turista"). ¿Es posible que un autor tan joven acumule tanta nostalgia, tanta melancolía? Sí, la prueba está en Ignacio Vleming, cuyo lenguaje poético nos deja la impresión de mirar al Océano Atlántico desde un cementerio lisboeta. Se podría decir que hay incluso nostalgia de aquello que no ha conocido o lo ha conocido ya cuando moría, cuando dejaba de ser, como esas habitaciones, salones y salas de estar de la clase media -e incluso baja- española, donde los cuadros de ciervos eran casi ley: ?Eran los dioses lares en la penumbra. La garantía estética de la felicidad? (del poema "Vintage"). El libro "Clima artificial de primavera" da mucho de sí porque es un conjunto cuyo título parece guardar muchas claves de una diversidad lírica que a priori podría parecer desunida o reunida sin un leitmotiv único. Pero no es así. Si la primavera, con su aumento de las horas de luz, y el reverdecer y florecer de la naturaleza parece algo grato y alegre, con sus temperaturas cada vez más cálidas, pero aún templadas, dulces; la artificialidad a la que alude el título parece quitarle parte de su encanto natural. Estamos en un invernadero donde siempre es primavera, donde la felicidad o el calor no son reales, sino reproducidos a la fuerza, a voluntad. Quizá por eso mismo, por ejemplo, en las fotografías nos empeñemos en parecer contentos, recuerdo de un gran momento que quizá no lo fuera. ?Hecho un pincel sabe posar como una mariposa herida o disecada [...]/ Que todo tu dolor valga por un segundo de popularidad? (del poema "El tedio se esconde detrás de las fotografías"). Quizá también por eso mismo no nos importe (o queramos que no nos importe) qué artificiales pastillas azules (¿ha visto alguien en la naturaleza muchos seres azules o sólo lo son el cielo y las aguas, reflejo de algo que tampoco es azul?), qué tratamientos brutales haya de sufrir el cuerpo del hombre para transformarse en el ?héroe? clásico, lleno de fuerza y vigor. Aunque, cuidado, el mismo poema, en su honestidad inmensa y perfecta nos avisa que ese cuerpo heroico es sólo (adverbio que añado por mi cuenta) la promesa de la felicidad, es decir, la artificialidad que se nos vende como portadora de ese estado de bienestar con nosotros mismos y con los otros. ?Que al despertar tome un batido de pastillas azules, que su boca contenga tantas úlceras como una erupción [...] no nos importa,/ porque su cuerpo heroico es la promesa de la felicidad? (del poema "La belleza no está en el interior"). También es artificial organizar un crucero de solteros donde encontrar el amor o el sexo o el juego de la seducción. Más aún que una discoteca o una biblioteca. Porque está preparado y pensado sólo para eso. Pero es que la vida moderna tiene mucho de superpuesto de antinatural, de innecesariamente complejo. De ahí que la poesía del libro resulte a un tiempo contemporánea y nostálgica, presente y pasada, puente entre lo que fue y ya no es o lo que es y debería ser. Lo que debería ser es frío, caliente, lluvioso, gélido, nevado, tórrido? pero sólo es primaveral. A fuerza de artimañas, engaños o aparatos tecnológicos que congelen el momento y nos mientan sobre el mismo. Pero siempre primaveral. No hay palabras gratuitas en estos versos. Cada una tiene su peso específico. Por eso cuando dice ?y pensar durante horas en las horas perdidas pensando en ti?, <> es crucial. Porque el subconsciente traiciona al que no es romántico. Nunca son <> para un auténtico enamorado romántico, pero sí para quien quiere serlo. ?Quisiera ser altamente romántico recuperar los tópicos del amor cortés; no darme apenas cuenta de la gravitación universal que sostiene a los hombres pegados a la tierra; convertirme en estatua que espera el golpe de los iconoclastas/ y pensar durante horas en las horas perdidas pensando en ti? (del poema "Deseo de ser romántico"). Y aunque hay un deseo y un intento de humor en esta poesía, para mí queda eclipsado por la añoranza, por una sensación delicada de tristeza que puede ser muy profunda pero se presenta también algo ?primaverizada?. Así, cuando parece que la ironía nos hace sonreírnos de la pose algo ridícula del turista coleccionando (y emocionándose) souvenirs hechos en serie, se lloran lágrimas de Murano, nada menos. El libro se deja leer con facilidad, y seduce, a pesar de su notable profundidad, y de su versículo larguísimo, de su análisis de la tristeza que rodea el universo actual que hemos creado a partir de muchas cosas que nos separan o que nos hacen sentir como ?Perro sin dueño? aunque en una eterna primavera: ?Solo me basta un golpe/ que cubra mi alma de hormigón armado?.

Lagartos en el salón (El viajero de El País, 1 junio)

01/06/2012

Desde pequeño, a Nacho Vleming (Madrid, 1981) le hablan de Curazao. La familia del poeta -que ganó el premio de poesía Pablo García Baena y que acaba de publicar su poemario "Clima artificial de primavera" (Editorial La Bella Varsovia)- es originaria de la pequeña isla caribeña. ¿Qué embrujo destila? No lo tengo muy claro, pero a mi bisabuelo le conquistó. Era holandés y cuando comenzó la II Guerra Mundial emigró a la isla. Se enamoró de una curazoleña y acabó escribiendo el tratado más importante de cultura de la isla. ¿Habla papiamento? Es una lengua criolla, mezcla de castellano, portugués, holandés e indígena; mi padre me cantaba canciones en ese idioma. Lo entiendo y puedo mantente una charla. ¿Se defiende como para regatear? Sí, por ejemplo en el mercadillo de Willemstad, la capital. Hay una zona dedicada a la fruta y me encantan los plátanos enanos, son muy energéticos. Parecen fruta condensada, me recuerdan a la comida de los astronautas. En Curazao todo tiene otra escala: hay frutas reducidas, pájaros diminutos como los colibrís y lagartos enormes. Qué susto. Los reptiles están por todas partes. Recuerdo que cruzaban el salón mientras mi oma (abuela) veía telenovelas venezolanas. ¿Y el mar? La isla está rodeada de arrecifes de coral, sumergirse con un snorkel te traslada a un colorido mundo paralelo. Mi playa favorita es la de Ávila, exuberante y animada.

El feliz sucedáneo (Número Cero, 10 de mayo)

10/05/2012

Verdades sorprendentemente obvias como que solo lo artificial es imperecedero estructuran ?Clima artificial de primavera?, el primer poemario de Ignacio Vleming, cuya esencia encontramos ya en el poema que abre el libro, compuesto por dos largos versos: ?En este invernadero solo se filtra un diez por ciento de luz solar, pero se dan tres floraciones a lo largo del año./ En esta primavera artificial, encerrada entre espejos invertidos y opacos, el tiempo es solamente un sucedáneo?. No hay lugar al cinismo en el poemario de Ignacio Vleming, aunque sus escenarios invitarían con facilidad a ello: áreas de servicio en la carretera, karaokes, cruceros, flores de plástico. Hay algo más difícil: distancia cariñosa sobre lo que se advierte erróneo, o al menos abierto a la tristeza. Ignacio Vleming ama el artificio y el sucedáneo, reivindica su valor, pero luego vuelve a casa y teme si no nos estaremos equivocando al olvidar las flores naturales, la Viena real (no el pastiche), el campo y sus lombrices. Como esos ambientes de temperatura ideal que inspiran ?Clima artificial de primavera?, el autor consigue un tono uniforme a medida que avanzamos en el libro, forjando un auténtico poemario, no una simple reunión de versos. Pierde fuerza en los capítulos ?Revoluciones? e ?Invocaciones?, para remontar el vuelo (aunque haya versos fugaces que nos devuelvan el brillo: ?Quisiera que las luces de la televisión me hicieran comestible, exvoto del progreso?) al final, ese ?Llegará un nuevo siglo, pasarán meses y años, todo cambiará excepto la eterna primavera? que un lector despistado podría confundir con romanticismo, o incluso exotismo, pero que vuelve a ser una defensa del artificio que nos protege, aunque ?La belleza poco tiene que ver con la verdad?. Así como una buena novela dice la verdad mintiendo, el poema nos salva parapetándonos contra el vacío. Como el sueño de un arquitecto. Por algo el libro se abre con esa cita extraída de la ?Memoria del Edificio Capitol de Madrid?, en la que los arquitectos citan, poéticos sin pretenderlo: ??por el que se consigue mantener el llamado clima artificial de primavera?.

Autor: Vleming, Ignacio

Ignacio Vleming nació en Madrid en 1981. Es autor de los poemarios "Clima artificial de primavera" (V Premio de Poesía Joven "Pablo García Baena"; La Bella Varsovia, 2012), "Cartón fósil" (La Bella Varsovia, 2016) y "La revolución exquisita" (La Bella Varsovia, 2022), así como del cuaderno de ejercicios sobre arte "Inspiración instantánea" (Modernito Books, 2013), del ensayo "Fisura" (Ediciones Rua, 2018) y del cuento infantil en verso "El pingüino Pepito" (La Bella Varsovia, 2019; con ilustraciones de Carmen Soler). Junto con Leonardo Vilei ha traducido del italiano el poemario "La muchacha Carla", de Elio Pagliarani (La Bella Varsovia, 2017). Escribe habitualmente sobre historia, arquitectura y espectáculos en diferentes medios.


Otras imágenes del libro