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Busqueda avanzada- N° páginas : 96
- Medidas: 100 x 170 mm.
- Peso: gr
- Encuadernación: Rústica
Nada es sagrado, todo se puede decir VANEIGEM,RAOUL
"Simpático y estimulante" - Fernando Savater.
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Sinopsis
Ésta es la premisa de este fascinante alegato en contra de cualquier clase de censura. Un texto provocador y de gran calidad literaria que no hace concesiones y defiende a ultranza el empleo de la palabra frente a cualquier limitación política, jurídica o religiosa.
El libro en los medios
Nada es sagrado, todo se puede decir (Ed. Melusina) - Liverdades, 11 junio 2016
Barbarie civilizatoria o civilización coaccionada: la libertad de expresión según Raoul Vaneigem
"Nada es sagrado, todo se puede decir" (Ed. Melusina) - Paco Huelva, 6 julio 2014
Vaneigem propone que la libertad de expresión no ha de tener límite; que todo puede decirse; que las palabras no matan y cada cual tiene el derecho a expresarse y a propagar sus ideas con total libertad; que nada es sagrado ni secreto; que el secreto de Estado es un ardid para burlar el control de la magistratura y de la ciudadanía; que prohibir estimula la trasgresión; que la inmunidad permite cometer fechorías sin control judicial alguno; que la ética resulta insuficiente ante el fetichismo del dinero; que la libertad de expresión es un derecho inalienable del ser humano; que el hábito de lo políticamente correcto no tarda en volverse un hábito policial inasumible…
Autor: Vaneigem, Raoul
Lessines, Bélgica (1934) Raoul Vaneigem es escritor, filósofo y revolucionario. Hijo único de un padre anticlerical y socialista, se formó en la Bélgica obrera de posguerra. En 1956 se licenció en filología romana en la Universidad libre de Bruselas, para luego ejercer como profesor de literatura. En 1961 entró en contacto con Kottany, Bernstein y Debord, integrándose en la Internacional Situacionista. En 1967 publica Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, al tiempo que Guy Debord publica La sociedad del espectáculo, obras que pronto se convirtieron en los elementos teórico-políticos que articularon la mirada del 68 parisino. Vaneigem pasó a ser uno de los principales inspiradores de una corriente que rompía con los moldes de la izquierda proletaria y ponía en primer término la necesidad de componer una nueva forma de vida alejada de la espectacular primacía de lo económico y que permitiera el desarrollo libre de la individualidad y la organización de una forma de cooperación social sustentada en la autonomía y en la autogestión generalizada. Por desacuerdos con Debord, abandonó la organización en noviembre de 1970.